En la semana cuatro del embarazo aún no somos capaces de identificar el embrión mediante ecografía, pero sí podemos apreciar algún cambio en el grosor del endometrio, la capa más interna del útero encargada de permitir la implantación del embrión y nutrirlo hasta que esté formada la placenta. Pero, empecemos por el principio.
En cada ciclo menstrual se produce alrededor del día 14 la ovulación, es decir, la liberación de un óvulo de uno de los dos ovarios. Éste se desplazará a través de la trompa de Falopio esperando ser fecundado por un espermatozoide. Tanto el óvulo como el espermatozoide son células reproductoras y se caracterizan por tener sólo la mitad de los cromosomas que tienen todas las otras células del cuerpo humano. Así, cuando el espermatozoide entra en el interior del óvulo fecundándole, sus núcleos se fusionan creando una célula con la suma de las dos mitades de cromosomas de sus progenitores. Esta célula resultante es el zigoto y es la primera célula del futuro bebé.
El zigoto empezará rápidamente a dividirse en dos, luego en cuatro, luego en ocho y así sucesivamente hasta ser una estructura con multitud de células. Al mismo tiempo que va evolucionando, seguirá transportándose por la trompa hasta llegar a la cavidad uterina para implantarse en el endometrio.
EVOLUCIÓN DEL ENDOMETRIO
El endometrio, que como hemos dicho es la capa más interna del útero, también va sufriendo cambios a lo largo del ciclo menstrual. Esto es debido a la acción de las hormonas sexuales, engrosándose poco a poco, con el fin de prepararse para un posible embarazo. De una forma sincronizada, después de la ovulación el endometrio se encuentra receptivo, es decir ya preparado para acoger al óvulo fecundado que está llegando por la trompa de Falopio. En este momento, tiene un aspecto trilaminar y un grosor de entre 7 y 10 mm. Estas características son fácilmente visibles mediante una ecografía transvaginal.
Es en la cuarta semana de embarazo, coincidiendo con la ya finalizada preparación del endometrio, que el embrión deberá adherirse a este para recibir el oxígeno y nutrientes de la madre. Dicho proceso se llama implantación embrionaria y es cuando empieza propiamente la gestación.
Es importante entender que para datar una gestación nos basamos en la fecha de la última regla (FUR). Sabiendo que la fecundación, tal y como hemos explicado, se produce generalmente dos semanas después de esta, cuando decimos que un embarazo tiene cuatro semanas, en realidad el embrión tiene apenas dos. Por el momento mide menos de un milímetro, siendo demasiado pequeño como para poder verlo por ecografía.
Si bien es cierto que no todas las mujeres tienen el mismo ciclo menstrual y tampoco todas siguen una regularidad exacta, en cuanto podamos visualizar el embrión con la ecografía del primer trimestre, lo mediremos y entonces si podremos saber exactamente qué día tuvo lugar la fecundación y, en consecuencia, la edad gestacional del embarazo. Esto es, más o menos, a partir de la semana 6.
CAMBIOS HORMONALES Y PRIMEROS SÍNTOMAS DEL EMBARAZO
Con la implantación, se iniciará:
- Síntesis de la hormona beta-HCG, la hormona del embarazo, y con ello el test de embarazo ya saldrá positivo.
- Es frecuente que la madre tenga la sensación de que le va a venir la menstruación, notando molestias abdominales, retención de líquidos, tensión mamaria o mayor cansancio.
- Aunque es muy temprano, en algunas mujeres incluso pueden empezar a aparecer las náuseas.
- También es posible que aparezcan sangrados de cantidad generalmente menor que una menstruación que se consideran propios de la implantación y no tienen más transcendencia. Siempre que la cantidad sea escasa y autolimitada puedes quedarte tranquila, si no es así te recomendamos que consultes con un especialista.
Muchas veces es complicado distinguir si todas estas molestias son de un simple retraso menstrual o de una gestación inicial. Para diferenciarlos y evitar confusiones, el test de embarazo idealmente se deberá realizar a partir de las dos semanas del retraso de la regla.