En la semana 37 el feto pesa alrededor de unos 2900 gramos, mide unos 48 cm de pies a cabeza y, lo más importante, ya se considera un bebé a término. Esto quiere decir que el recién nacido está completamente preparado para la vida extrauterina. Con todo, decimos que a partir de dicha semana entramos en la recta final, en las últimas semanas de embarazo últimas semanas de embarazo. A continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber para llegar tranquila a la línea de meta.
Evolución del feto
Por lo que se refiere al feto, en este último tramo de la gestación fundamentalmente irá ganando peso pudiendo llegar a los 3500 gramos en la semana 40. Poco a poco irá aumentando su grasa subcutánea que le permitirá regular correctamente su temperatura corporal una vez haya nacido. A excepción del cerebro y los pulmones que seguirán madurando hasta el último día, el resto de órganos están completamente formados. La piel es ya lisa y suave y el vérnix caseoso (un ungüento blanquecino que aparece a partir de la semana 18 y que sirve para recubrir la piel del feto y protegerlo de los efectos irritantes del líquido amniótico durante el embarazo) va desapareciendo progresivamente, dejando un remanente en todos los pliegues del bebe.
Cambios en la embarazada
En cuanto a la madre, hasta el momento el cuello del útero se ha mantenido rígido, cerrado y largo, promoviendo el curso favorable de la gestación. Pero para el parto el cuello debe cambiar sus características, volviéndose más blando, dilatándose y acortándose. Esta transformación no se da de un día para otro, el cuello del útero debe pasar por un proceso de maduración para que esto sea posible. De hecho, todos estos cambios se inician semanas antes del parto. Por eso, es posible que durante estas semanas tengas algún sangrado marronáceo de escasa cantidad o expulses el tapón mucoso, una secreción pegajosa transparente o marrón, por lo que no debes preocuparte ya que es normal. Aún así, siempre que te queden dudas, es mejor consultar a tu médico titular. Debes saber que la expulsión del tapón mucoso no implica un parto inminente en las próximas horas, ¡pueden pasar hasta semanas!
Visto que a partir de ahora se puede desencadenar el parto en cualquier momento, tienes que tener en cuenta las señales que lo preceden:
- Sentir contracciones de forma regular, más o menos cada cinco minutos, que aumentan progresivamente de intensidad llegando a ser dolorosas
- Pérdidas de líquido amniótico o un sangrado vaginal de cantidad similar a una menstruación.
- Sensación de disminución de los movimientos fetales también es un motivo para acudir a urgencias ya que son un signo muy importante de viabilidad fetal. Pero ten presente que los movimientos que notes al final del embarazo no serán igual que los que notabas durante el segundo trimestre dado que el feto tiene cada vez menos espacio por lo que sus movimientos están más limitados. Como máximo, se recomienda no demorar la consulta más allá de las 2 horas si existe una ausencia brusca de movimientos fetales y no más de 12 horas si se tiene la impresión de una disminución de movimientos respecto el patrón habitual. Masajear el abdomen de forma activa, comer algún alimento dulce o tumbarse hacia el lado izquierdo son maneras sencillas para estimular al bebé.
Seguimiento del embarazo
En relación al seguimiento de la gestación, en la semana 37 es un buen momento para revisar que todas las pruebas complementarias estén al día o programadas para realizarse. Como ya explicamos en capítulos anteriores, idealmente deberías haber realizado la analítica de tercer trimestre, la cual nos servía para descartar la anemia y valorar las pruebas de coagulación para asegurar la administración de anestesia epidural si se desea en el momento del parto.
También tendríamos que realizar:
- Cultivo vagino-rectal para descartar la presencia de la bacteria Streptococo agalactiae, que por lo general se toma entre la semana 35 y 37. De ser positivo, a la madre se le administrará de forma preventiva antibiótico durante el trabajo de parto para evitar así una posible infección del recién nacido por dicha bacteria.
- Ecografía de tercer trimestre en la que se valoraba el crecimiento adecuado del feto, la placenta y el líquido amniótico.
- A partir de la semanas 39 se lleva a cabo la monitorización del feto mediante el Test No Estresante (NST) para controlar su bienestar. Se colocan unos sensores en el abdomen y se detectan tanto el latido cardíaco del feto como las contracciones de la madre.
En caso de haber presentado contracciones, a partir de la semana 37 tu ginecólogo podrá realizar un tacto vaginal para saber en qué punto de maduración está tu cuello uterino, valorando, tal y como hemos explicado anteriormente, la consistencia, la dilatación y la longitud cervical. En casos en los que se haya llegado a la semana 40 y no se haya parido aún, se puede realizar con el tacto vaginal la maniobra de Hamilton que sirve para despegar las membranas amnióticas y generar un estímulo para desencadenar el parto de forma espontánea. Por supuesto, dicha maniobra es segura para el feto y únicamente se practicará si existe el consentimiento de la paciente.
Y si a pesar de todo el parto no se inicia de forma natural ¿hasta cuando se contempla esperar? Si no existe contraindicación, podremos esperar hasta la semana 42 para inducir el parto, pero para ello deberemos aumentar la frecuencia de los controles cada 2 o 3 días, asegurando el bienestar del feto. Por el contrario, los casos que se considere necesario finalizar la gestación mediante cesárea, esta se programará entre las 39 y 40 semanas.